A 40 años de la llegada del VIH/sida a Chile y Latinoamerica, la obra reconstruye una memoria sexo-política inconclusa a partir del caso del profesor homosexual Edmundo Rodríguez, la primera persona víctima fatal del SIDA en Chile.
La obra propone un cruce biográfico sexodisidente mediante un escenario de auto-ficción que investiga y escarba en las huellas del VIH/sida desde su aparición en el mundo hace poco más cuarenta años. A través de una performance solitaria, anormal, polifónica y con el uso de tecnologías multimediales (audiovisuales y sonoras) se van tejiendo voces, imágenes, paisajes y metáforas sobre los trayectos del virus de la inmunodeficiencia humana de forma íntima cruzando épocas mediante las memorias homosexuales seropositivas de un pasado hecho pedazos, y del cuerpo marica que lo encarna en el presente (Orellana).
«Hablar de VIH/sida hoy, invita a pensar y sensibilizarnos en los trayectos políticos y afectivos de un virus que en su origen se consideró pandemia, peste homosexual, fatalidad, tragedia sexual, plaga, castigo divino, y que construyó un estigma social y moral que hasta el día de hoy perdura. Vemos con temor cómo en contextos autoritarios las políticas sanitarias en torno al VIH son amenazadas. ¿Por qué el VIH/sida sigue siendo un tema tabú? ¿Qué hay detrás de este virus del que no se habla?», plantea Orellana.
En escena, es el mismo director en clave monólogo quien encarna la puesta en escena de EDMUNDO para continuar en su exploración artística en lo que denomina Teatro Sexodisidente, indagando en discursos y estéticas escénicas anti-normativas. Aquí, la memoria, el cuerpo homosexual, la encarnación seropositiva y el activismo queer buscan re-construir una historia torcida y alternativa de la sexualidad que se resiste a ser olvidada.
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